Cooperantes
El 8 de septiembre es el día de las personas cooperantes. Hombres y mujeres, sobre todo mujeres, que trabajamos en Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Acción Humanitaria.
En mi caso, la vocación me la despertó el racismo, el querer entender y combatir ese sentimiento que causa el miedo y desprecio a lo que no es como tú. La base del racismo es el desconocimiento de la otra persona y el supremacismo. El pensarse más humano/a. También el feminismo, que yo no concibo sin el internacionalismo. Los derechos humanos en general y los de las mujeres en particular, no pueden concebiste si no es globalmente. Que una mujer en Mauritania sea mutilada genitalmente me afecta a mí, viva en España o en Panamá. Para entender esto, sólo hay que pasear la historia. Yo entro en el feminismo desde los derechos sexuales y reproductivos.
Comencé en 2005 en Marruecos, y de ahí a una vida trabajando a favor de los derechos humanos y el fortalecimiento institucional y de la sociedad civil, principalmente, entre África y América Latina. Creciendo como persona y como profesional, aportando y nutriéndome.
Para mí la Cooperación Española es la mejor. El enorme número de actores que la componen la enriquece. No hay nada que favorezca más una política pública que el que haya sociedad civil que la siga, nutra y critique. No hay que tener miedo a la crítica y el diálogo. ONGD, universidad, sindicatos, ministerios, comunidades autónomas, municipios, activistas, periodistas… diversidad y riqueza.
Además, es importante recordar que la cooperación española surge de la ciudadanía organizada solidaria con causas de otros países, principalmente de América Latina. También de la mano del movimiento feminista español, y es gracias a él que la igualdad de género estuvo desde el inicio en nuestra política pública.
Los y las cooperantes de la cooperación española son excelentes profesionales en su mayoría y tienen un enorme compromiso con los países en los que se desempeñan, sean de España, Italia o Francia.
No se puede realizar un buen trabajo si no amas el país en el que estás. Si cuesta por el contexto, sólo hay que acercarse a la gente. La cooperación española es cercana.
El mayor miedo que he sufrido en mi profesión es que se me percibiera como una mercenaria de la cooperación, o una turista en cooperación. La instrumentalización de las personas defensoras de derechos humanos, lo que más odio. Tal vez por eso he tratado siempre de seguir mis militancias dentro y fuera de las organizaciones en las que he estado. Me aterra la cooperación sin ética, propósito y no orientada a hacer del mundo un lugar más justo para todas y todos.
Comencé mi carrera siendo María la galega feminista de Chaouen. Y sigo con la misma ilusión y determinación que en esa mi juventud. Convencida de que cooperar es la solución.
Feliz y reivindicativo día compañeras y compañeros cooperantes. Otro mundo es posible.